Hace casi un año, me inscribí en el Colegio de Trabajadores Sociales y Asistentes Sociales de Sevilla, dispuesta a buscar ayuda a la hora de orientar mi profesión. Ya llevaba más de un año en el mercado laboral, con mi empleito en Save The Children como Educadora, pero estaba dispuesta a dejarme las uñas para trabajar de Trabajadora Social algún día, así que pedí cita con la orientadora del Colegio, a ver si podía reordenarme las ideas y aclararme dónde, ahora mismo, podría encaminar mi carrera profesional de una forma realista y práctica.
La chica que me atendió (creo que no llegaba a los 40 años) se mostró muy simpática y aunque, tristemente, ya no está contratada por el colegio como orientadora (cosa que me parece imprescindible para un Colegio Profesional, ya que la mayoría de las/los nuevos egresados llegamos ansiosos de ayuda y de respuestas) Rocío, que se llamaba así, se mostró voluntariosa y optimista y me habló de otros campos en donde el Trabajo Social también existe, además del Tercer Sector y los Servicios Sociales.
Me habló del Trabajo Social en empresa por ejemplo (ella misma, estuvo trabajando mucho tiempo como trabajadora social en una gran empresa pública de Sevilla) además del trabajo de perito social que pueden hacer los y las trabajadoras sociales de forma autónoma para abogados y mutuas de seguros (de eso mejor mirar la web de Ana Hernández Escobar, famosa pionera en ese tema) pero lo que más me llamó la atención fue la idea de que el trabajo social empezó en la empresa y que todavía hoy, es una opción viable para nosotros y nosotras. Me encantó leer testimonios de trabajadoras sociales que habían desarrollado su trabajo en empresas, empeñandose en hacer el lugar de trabajo un sitio más acogedor y sensible a las necesidades humanas. La verdad, mi idea de empresa-lugar-infernal-y-explotador se ha ido transformando a la vez que me he ido conociendo otra clase de empresas, las llamadas "empresas sociales" normalmente creadas por una persona formada en ciencias sociales y con vocación humanista. Estas empresas sociales son las más firmes candidatas a contratar a los trabajadores sociales.
Ahora mismo, la Responsabilidad Social Corporativa está en auge y con ella el tema de promover a los emprendedores sociales, definidos como "“una persona que utiliza los negocios para resolver problemas sociales"
Recientemente, la revista Forbes ha escogido a los mejores 30 emprendedores sociales. Lista Forbes.
Entre ellos, está por ejemplo Wendy Kopp, la creadora de Teach For América, una institución en donde los estudiantes más sobresalientes recién licenciados de la universidad, se dedican a enseñar en los barrios más marginales y complicados con técnicas pioneras en educación.
También está el proyecto de Sam Goldman y Ned Tozun, dos jóvenes de 32 años que han creado D.light Design, una compañía que fabrica lámparas portátiles alimentadas por energía solar, que está ayudando a muchas personas del tercer mundo a obtener luz de forma barata y segura.
Finalmente, también me ha encantado la idea de la emprendedora social Jane Chen,que ha inventado un saco térmico para bebés, para evitar la muerte prematura en los países pobres que no pueden permitirse tener incubadoras en sus hospitales. (Añado foto)
Es una lástima que todos los de la lista sean estadounidenses (también decir que el jurado ha sido estadounidense y puede que no se hayan esforzado mucho en mirar más allá de sus fronteras) pero me parece muy interesante conocer estas empresas sociales y su impacto en el mundo.
Para terminar, decir que en España también existe la cultura del emprendedor social, teniendo como referencia la Red de emprendedores sociales en España.
Foto: Embrace Global
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